Esperamos muchos años esta foto. Esperamos mucho tiempo que nuestra dirigencia política, y por qué no también la sociedad misma, tuviera la madurez necesaria para dejar a un costado las banderas políticas para sentarse en una mesa a trabajar juntos por el bienestar de los ciudadanos.
Sí, es lamentable y a la vez paradójico que un virus que amenaza a la totalidad de la población mundial haya sido el único capaz de curar la enfermedad de la grieta. Pero en un contexto donde las decisiones del pasado están bajo escrutinio permanente para no repetir los errores que algunos cometieron a la hora de enfrentar esta pandemia, no podemos dejar de entusiasmarnos por la posibilidad de que este mismo análisis del pasado, orientado a mejorar las acciones a futuro, abra un nuevo horizonte en la historia de nuestro país.
Estamos atravesando una situación sanitaria que exige el compromiso y la responsabilidad de todos los ciudadanos y de toda la clase política. Y si bien las medidas todavía son muy incipientes como para juzgar la efectividad de sus resultados, el alto acatamiento por parte de la sociedad parece responder, en parte, al liderazgo del Presidente, secundado por los gobernadores de todos los partidos políticos.
La unidad de los gobernantes en una situación de riesgo o de crisis es fundamental para que no haya dudas respecto al camino que se decide tomar. Cuando el reloj te corre, no puede haber lugar para la división, para las chicanas o para debates superfluos. Se necesita un piloto de tormenta y una tripulación que lo apoye y lo sostenga.
Esperamos mucho tiempo que nuestra dirigencia política tuviera la madurez necesaria para dejar a un costado las banderas políticas
En la conferencia de prensa de la semana pasada, donde se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, el Presidente nos comunicó a los argentinos una medida dura, que sin duda va a poner a prueba nuestra responsabilidad social, nuestra paciencia y nuestra ansiedad frente a los días de aislamiento que se vienen. Pero a diferencia de otras oportunidades, detrás de él se encontraban los máximos referentes del oficialismo y de la oposición diciéndole a cada argentino: “Es por acá”, apoyamos al Presidente, este es el camino que tenemos que tomar para frenar la propagación del virus y estamos todos de acuerdo.
Por primera vez en muchos años, nos encontramos con una dirigencia unida y responsable, pidiéndole a la ciudadanía ejercitar exactamente esos dos valores: unidad para pelearla juntos y responsabilidad para entender que cada una de nuestras acciones, en momentos donde la salud pública está en riesgo, pasaron de ser individuales a tener un impacto 100% colectivo.
La conferencia de la semana pasada ha sido un paso alentador. Y por eso, me animo a soñar con que el Coronavirus, después de tanto daño, nos regale el final de la grieta. Pero si no lo logra, estoy seguro de que al menos dejará un precedente lo suficientemente significativo como para que todos entendamos de una vez por todas que estamos navegando juntos en el mismo barco, que todos tenemos que esforzarnos y atar cabos, tirar de distintas sogas o arriar algunas velas; y, sobre todo, que tenemos que darle apoyo y herramientas al capitán.
“Es por acá”, apoyamos al Presidente, este es el camino que tenemos que tomar para frenar la propagación del virus y estamos todos de acuerdo.
Solo si el capitán domina el timón con seguridad, con confianza y con respaldo en las decisiones que toma, llegaremos a buen puerto.
Por Federico Rivas para INGOB.
Commentaires