En la actualidad estamos viviendo una situación extraordinaria que se ha vuelto cotidiana: la pandemia. Desde la aparición del Covid-19, cada uno de los gobiernos ha desempeñado su gestión de diversas maneras: con más o menos restricciones, privilegiando más la economía o la salud, proyectando el miedo o la responsabilidad, entre otras cosas.
En nuestro país, el (des)manejo de la pandemia nos llevó a seguir cometiendo dos errores: el cortoplacismo de las políticas públicas y la falta de visión a futuro, producto de la constante incertidumbre y decadencia argentina. Estos errores son consecuencia de no saber gestionar.
Cuando hablo de gestión, hago referencia a manejar correctamente los recursos y los datos para implementar soluciones a los problemas existentes e impulsar políticas de mediano-largo plazo monitoreando y evaluando, con el fin de lograr un objetivo, pero siempre para alcanzar un futuro beneficioso. En este sentido, hablo de presente y futuro, pero hay que tener en cuenta que el futuro no existe. Es a partir del presente que se construye el futuro. Al futuro no hay que gestionarlo sino que hay que crearlo, y esto se hace en el presente.
La pandemia y las medidas adoptadas afectan amplios sectores de la sociedad y sus actividades comerciales, recreativas, sociales y culturales. La ciudadanía está atenta y controlando cada anuncio, decisión y acción que realiza el gobierno, porque sabe que le afecta directamente. Por ello, saber gestionar y liderar hoy, es indispensable.
Actualmente tenemos un Estado ineficiente, gigantesco y atrasado. La modernización estatal en todos sus niveles es necesaria para gestionar y poder avanzar significativamente en todas las áreas. La incorporación de las nuevas tecnologías y la digitalización deben ser temas prioritarios en la administración pública. Modernizar es sinónimo de lograr mejores resultados y una capacidad de respuesta rápida, eficiente y de manera integral.
Hay mucho que gestionar y abarcar: una educación de mejor calidad, moderna y que pueda garantizar la presencialidad; un marco de cumplimiento protocolar para garantizar las actividades comerciales y económicas; un sistema sanitario eficiente que pueda contener la demanda por la pandemia, y un programa vacunatorio rápido para alcanzar un gran porcentaje de inmunización. Todo depende de la voluntad y del liderazgo de nuestra dirigencia.
Por Alexis Sánchez para INGOB.
Comments