Esta mañana Donald y Melania Trump publicaban en sus cuentas de Twitter que iniciaban su cuarentena por contraer covid-19, a un mes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Sin dudas, este nuevo escenario representa una crisis para un líder en pleno período electoral. No sólo por el resultado positivo y las complicaciones que conlleva la campaña en aislamiento, sino por la brutal caída del discurso oficial, donde se desacreditó la gravedad de la pandemia y se intentó entrar rápidamente a una “nueva normalidad” con un sorprendente optimismo.
Sabemos que líderes como Trump o Bolsonaro, intentaron deslegitimar la pandemia y sus efectos tomando medidas preventivas ligeras, yendo contra las recomendaciones de organismos internacionales y exponiendo a una sociedad que resultó perjudicada y que en poco tiempo volverá a elegir a sus representantes.
La agenda de campaña del Presidente Trump lo ha mantenido enérgico, escéptico y optimista. Hoy se ve obligado a dar un giro en su campaña y su discurso, gracias a una enfermedad sin cura, que él buscó desacreditar sistemáticamente. Gran twist, ¿no?
Si el Presidente, quien se jacta de mantener la situación controlada, contrajo la enfermedad y Estados Unidos es el principal afectado del mundo por la pandemia, con más de siete millones de casos y más de 207.000 muertes confirmadas, evidentemente el gobierno jugó con fuego y se quemó.

Una crisis en período electoral pone en tela de juicio las estrategias para llegar al poder y nuestra forma de comunicar para cumplir ese objetivo. En este caso, la situación es aún más compleja: el candidato es hoy oficialismo y conduce en tiempos excepcionales. Trump se encuentra con el desafío de cumplir con su rol gubernamental, mantener su poder, reconstruir un discurso desplomado por la realidad y reconfirmar su liderazgo de cara a las elecciones.
Quedará observar cuál es la estrategia hacia delante, cuál será el replanteo del discurso de un Presidente candidato y que pasará el resto de campaña en cuarentena.
La redención podría ser una opción. Escuchar las demandas del público e intentar conectar desde esta experiencia desafortunada podría ser una salida. Trump tiene una nueva oportunidad de acercarse no sólo a los estadounidenses, sino de obtener el apoyo de la comunidad internacional, que hoy ve este hecho con ironía.

A Trump se le presenta una severa crisis, no sólo en su plan de campaña, sus viajes y visitas a estados estratégicos. ¿Cómo seguirá a partir de hoy su camino hacia las elecciones? ¿Cambiará su polémica postura frente a la gravedad de la pandemia? ¿Aceptará esta realidad desde otra perspectiva?
Este discurso desplomado ante la nueva circunstancia puede ser la oportunidad del líder para redimirse con los estadounidenses y conectar desde el elemento que tienen en común: la vida en aislamiento.
Por Azul Cappo para INGOB.
Comments